Tú
Has venido a la orilla
No has buscado a sabios ni a ricos
Tan solo quieres que yo te siga
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar
Tú
Sabes bien lo que tengo
En mi barca, no hay oro ni plata
Tan solo redes y mi trabajo
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar
Tú
Necesitas mis manos
Mi cansancio que a otros descanse
Amor que quiera seguir amando
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar
Tú
Pescador de otros lagos
Ansia eterna de almas que esperan
Amigo bueno, que así me llamas
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar
Junto a ti, buscaré otro mar
Junto a ti, buscaré otro mar
Junto a ti, buscaré otro mar
POEMA POEMA
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En un vasto mundo lleno de colores, donde brillan sueños y se tejen amores, la humanidad en busca de sentido, camina unida hacia un futuro compartido.
En corazones late un profundo anhelo, de vivir en paz, sin miedo ni recelo, cada sonrisa, cada gesto sincero, es un puente de amor, un lazo verdadero.
La unidad es más que un simple concepto, es sentir en el alma, es unirse con afecto, es dejar de lado el odio y la división, y construir juntos una nueva visión.
Empatía, una palabra tan poderosa, es ponerse en el lugar de otra persona hermosa, es sentir su dolor como si fuera propio, y con ternura, ofrecerle nuestro apoyo.
Ser empáticos es un arte divino, es caminar juntos, siempre en el mismo camino, es escuchar con el corazón abierto, y ofrecer amor en cada gesto, en cada verso.
La espiritualidad no es solo rezar, es vivir con propósito, es aprender a amar, es encontrar en lo simple la verdadera esencia, y conectar con lo eterno, más allá de la apariencia.
En la naturaleza hallamos serenidad, en el canto del pájaro, en la inmensidad, cada estrella, cada hoja en el viento, nos recuerda el milagro de cada momento.
Debemos vernos en los ojos del otro, reconocer el reflejo de nuestro propio rostro, cultivar la bondad, el respeto sincero, y hacer de este mundo un lugar más entero.
El respeto, pilar de nuestra existencia, es el lenguaje universal, es la esencia, donde cada acto de bondad y de amor, es una semilla que florece con fervor.
Ser humanos en cada acción, cada día, es construir la paz con alegría, dejar atrás rencores y divisiones, y caminar juntos hacia nuevas estaciones.
Que cada palabra sea un susurro suave, cada gesto un faro que ilumina y salve, que el amor sea nuestro único guión, en la búsqueda constante de la redención.
La humanidad tiene el poder de cambiar, de sanar un mundo que quiere despertar, en la unidad, la empatía y el espíritu, hallamos la fuerza para alcanzar el infinito.
En esta danza eterna de la vida, seamos uno en alma y en salida, y juntos, con esperanza y fe, forjemos un destino lleno de luz y de paz.